En la mira

No gasten la pólvora en infiernitos

 

Dice Andrés Oppenheimer que por el momento es un grupo pequeño de los sectores más derechistas, pero que son cada vez más los que piden en Estados Unidos enviar tropas a México para combatir al crimen organizado. Uno de estos es el mal afamado sheriff de Maricopa, Arizona, Joe Arpaio, quien asegura que cuando él era director de la DEA en México sus agentes operaban de manera encubierta, de acuerdo con “los federales” (la policía) y “aprobados” por el gobierno mexicano (la época priísta), pero que ahora se los prohíben.

El mismo Oppenheimer afirma que las cifras de la Organización de las Naciones Unidas revelan que la taza de homicidios en México es cinco veces menor que la de Honduras, Jamaica o Venezuela y también significativamente inferior a la de Washington, D.C.

Visto así el panorama, queda claro que muchos al norte del Río Bravo ven “la paja en el ojo ajeno, pero no en el propio”, lo mismo que sucede a algunos en nuestro propio país.

Circulan en Internet correos electrónicos invitando de manera incendiaria, con insultos y denuestos a no escuchar “el Grito” de la noche del 15 de septiembre y a no ver los canales de Televisa y de TV Azteca, solamente el 11, el 22, el 40 y el de la UNAM.

El 11 y el 22 son canales de televisión oficiales; el primero forma parte del organigrama del IPN, que depende de la SEP y el segundo lo opera el CONACULTA (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes), también gubernamental. El 40 pertenece a TV Azteca y el de la UNAM sólo se puede ver por SKY, que pertenece a Televisa, o por Cable, que también.

La invitación aludida refleja de manera evidente, por principio de cuentas, la ignorancia de quien la emite, que no quiere que sean vistos canales de Televisa y/o de TV Azteca, pero sí oficiales y/o de paga de la misma Televisa; pero además parece identificarse con la mentalidad de esos “sectores más derechistas” de los Estados Unidos que piden el envío de tropas a México cuando señala con dedo flamígero todo lo que huela al actual gobierno mexicano, porque arrastra la secuela de una estrategia electoral posterior al 2006 que “mandó al diablo a las instituciones” con la intención de lograr nuevas elecciones que permitieran otra oportunidad al Peje y al PRD.

Pero esa estrategia ya ni el mismo PRD la sigue, han pasado cuatro años desde que triunfó el PAN y los partidos se preparan para las nuevas presidenciales, en 2012. En la guerra y en el amor todo se vale y en consecuencia el PRD ha hecho alianzas con el PAN para ganarle al partido que encabezó la presidencia durante 70 años, el PRI.

El “Mesías tropical” mismo le ha bajado al discurso incendiario porque sabe que sólo así podría recuperar votantes que lo han abandonado acusándolo de superficial, violento y aliado de Chávez y Castro, en las facetas negativas de estos.

Pero los rebeldes de siempre, los intransigentes de toda la vida, siguen la misma línea irreflexiva que sólo conduce al precipicio (el que se enoja pierde).

Es la época de planear con altura de miras, de manera inteligente las acciones para lograr el mejor gobierno en lo que resta del sexenio de Felipe Calderón y en el que tomará posesión en 2012. Muy pocos van a respaldar las tomas de Paseo de la Reforma, las bombas molotov, los escupitajos y los insultos que a nada conducen.

¿Queremos un mejor país? Hay que proponer soluciones, no poner trabas y bloqueos que lo único que logran es impedir la vida confortable y tranquila del ciudadano que tiene que atravesar la ciudad con frecuencia para desempeñar su trabajo y llevarle algo de comer a sus hijos.

La campaña electoral del 2006 ya acabó, lo mismo que la de los meses posteriores. La actual implica nuevas acciones, los enemigos son otros. El PRI se prepara para, desde el Estado de México, retomar la presidencia perdida y conservarla por otros 70 años. ¿Eso quieren?

¡No gasten la pólvora en infiernitos!

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